viví con sufrimiento, heridas que no sanaban y un corazón destruido por la decepción. Me sentía vacío y sin sentido, aunque buscaba llenar ese vacío con fiestas, mujeres y alcohol. Me enojé con Dios, pero aun en mi dolor clamaba por Su ayuda.

Mi hermano menor, Diego, me invitó a Jezreel y, el 3 de septiembre de 2023, decidí asistir a una reunión de jóvenes. Ese día tuve un encuentro con Dios y experimenté algo que nunca imaginé. Con el tiempo, Él comenzó a sanar mi alma y mi corazón. En un campamento de jóvenes, mi vida realmente cambió, el Espíritu Santo se hizo presente en mí y aprendí a amar a mi familia y a valorar las bendiciones de Dios.

No fue un proceso fácil, porque me costaba perdonar, pero cuando aprendí a soltar el dolor, todo comenzó a transformarse. Dios me cambió completamente, y ahora solo quiero que otros experimenten el mismo amor y restauración que yo viví.

Hoy busco hacer lo correcto para Dios y ser usado por Él para ayudar a otros jóvenes. Si estás leyendo esto, confía en Jesús, porque Él es lo único que realmente vale la pena. En medio de cualquier dificultad, Él siempre estará para darte paz.